08 febrero 2012

Capitalismo Caníbal, la globalización de la esclavitud

Sobre la dictadura de los mercados y sobre nuestros nietos, que nacerán con el sueldo ya embargado


Cuando el imperio del señor Rupert Murdoch manipulo la información sobre Irak y se invento las falsas armas de destrucción masiva con las que los señores "conferenciantes" Bush, Blair y Aznar pudieran iniciar su Guerra Preventiva contando con el apoyo y beneplácito de la opinión publica, no lo hizo por un altruista sentido del deber ni por su mojigato y ridículo criterio, lo hizo para conseguir más dividendos e influencias, aunque fuera a costa de los miles de muertos que su fariseísmo provocó.

Pero la "idea" más nociva pergeñada y/o difundida por este flamante Goebbels y por sus "presidentes subvencionados" no es el haberse inventado armas que no existen, ni existieron nunca, para justificar con ellas la rapiña planetaria que abanderan; lo peor es que esta cuadrilla de "conseguidores" basa todo la "lógica" de sus actos en una irracional y absurda premisa: Que la sociedad se desarrolla gracias a la economía. Y no al revés: Que la economía se desarrolla solo gracias a que la sociedad la cobija.

Sin la sociedad, la economía de mercado no seria posible ni necesaria y sin embargo, sin una economía de mercado globalizada y depredadora como la actual, si que es posible la existencia de prosperidad y vidas satisfactorias para hombres y mujeres.

Siempre me he preguntado donde van ha gastarse el dinero en metálico, el equivalente a los vienes tangibles ahora en sus manos y que consiguieron prestando dinero virtual que nadie ha visto a quien no podía pagarlo, cuando hayan reducido todo "el mundo libre" a un inmenso campo de concentración alambrado por los cuatro costados, aunque no nos engañemos, seguramente conseguirán depredando hasta que ya no quede nada que no este en sus manos y retrocedamos a la "Edad Media" aunque, bien pensado, en realidad no existes datos objetivos que sostengan que hemos salido de dicha "Edad Media" en algún momento.

Entonces la mayoría esclavizada y empujada por el hambre tendrá que reaccionar, si o si, y la humanidad volverá a las revueltas y las revoluciones generalizadas, se multiplicaran los conflictos bélicos con sus matanzas de indefensos, sus migraciones forzadas a mano armada, sus hambrunas estratégicas y su retroceso del nivel de vida para todos y cada uno, clase altas medias y pobres; será una tragedia para las personas y pero una bendición para los mercados [Entre unos 10.000 y 15.000 grandes extorsionistas mercantiles].

¿Para que sirven unos dirigentes solo son capaces de hacer lo mismo que haría, por puro instinto, una manada de lobos hambrientos?

Ya desde mucho antes de Cristo, los emperadores chinos contrataban periódicamente ejércitos mercenarios para que atacaran ciertas provincias del imperio y así conseguían reducir su población y con ello, reforzar su autoridad por medio del miedo, conseguir territorios despoblados a los que enviar el excedentes de población de otras regiones como la de procedencia del emperador; así y a costa del exterminio premeditado y sistemático de sus súbditos, extender su área de influencia.


¿Para que sirven unos dirigentes que solo saben hacer lo mismo que haría, por puro instinto, una manada de lobos hambrientos? Para eso ya esta la naturaleza que lo hace mucho mejor y que le saldría mucho más barato a la humanidad y no solo en vidas; pues para el conjunto de la humanidad evitarse un gasto tan superfluo como el de mantener a los ineptos dirigentes actuales también redundaría en beneficios económicos; nos ahorraríamos una pasta gansa en impuestos.

Los depredadores sociales no desaparecerían, por supuesto; pero no tendríamos que pagarles por nefasta gestión de consecuencias letales más que una vez, justo cuando nos estuvieran matando, en vez de durante toda la vida, cuestión que aparte del evidente ahorro para todos, tendría la ventaja adicional de obligarles a esforzarse más, al tener que montar sus próximas "crisis cíclicas" [O derramas programadas] sin contar con un solo euro de nuestros bolsillos.

Ernesto Contreras Cazaña

No hay comentarios: